Disfrutamos de las maravillosas hortensias y de unos pendientes de la reina que dan color a este día gris y fresquito.
La fuente del agua milagrosa, Sta Irene al lado de la ermita.
Los pelegrinos compartimos momentos únicos en los bosques que cruzamos y con la bota se hace mas ameno el camino.
La llegada a la meta siempre tiene una recompensa.
Las colas de los albergues son otro momento de encuentro para compartir experiencias.
Nosotros volvemos a nuestro hotel La Cabaña, donde el personal nos mima con mucho cariño.
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