viernes, 26 de julio de 2013

Quinta etapa, llegada:-) a Santiago

Entamamos la última etapa, los 20 km que nos separan de la tumba del apóstol, hoy el tiempo se anuncia menos húmedo. Los pies se van resintiendo, las ampollas apareciendo y a través del dolor resurge el objetivo primero de nuestra peregrinación, vamos pensando en todos los que nos han encomendado un mensaje para el apóstol, aquellos que queremos y necesitan salud, fuerza para afrontar las adversidades de la vida.



Al llegar a la Bacolla, ante la piedra del peregrino, nuestras emociones brotan del corazón y la alegría nos invade, cantando "tuna compostelana". Al cabo de estos días se han creado unos lazos de solidaridad entre nosotros difícilmente concebibles en otras circunstancias.


Señales tiene el camino que cada uno interpreta según sus circunstancias, al pasar por Lavacolla, donde se guardan los restos de Sta Lucía, una oración para ti, mi niña que pasabas el test del carnet de conducir ese mismo día.

Las siluetas de los orrios emergen por lo alto de los murillos de piedra, a la vera de cada casa.

El camino hacia el monte del Gozo es largo, larguísimo.... ya impacientes anelamos ver las torres de la catedral que nos esconden los pinos, cruzamos los barracones del albergue, nos limpiamos los pies en la fuente....


Y llegamos a la capital

Hasta ahora nuestro camino estaba sembrado de flechas amarillas que nos indicaban el camino, en la ciudad seguimos las conchas que en la acera nos guían hacia la catedral

 Un cumulo de emociones golpean el corazón del pegrino que llega al pórtico de la catedral. ¿Cuantos antes que nosotros, durante siglos han seguido este camino? Las lágrimas de emoción no invaden al abrazarnos. ¡ meta conseguida!

El pórtico de la gloria esta cerrado pero por la puerta lateral entramos a la catedral y las emociones y las lágrimas vuelven a brotar de nuestro corazón. Un abrazo al santo, me costó soltarlo pues estaba acordarme de todos y no quería dejar a nadie fuera de mi petición, son tantos los que te necesitan...



Acto seguido vamos a la oficina del pelegrino para conseguir la credencial tras haber culminado nuestro "corto" recorrido de 112 km, con nuestra Compostela sellada en la mano certificamos haber cumplido la peregrinación.

Una vez el documento en la mano toca un humilde refrigerio en casa Manolo. Se lo recomiendo a todo peregrino, os lo merecéis, por eso nos lo ha puesto el santo al final de nuestra meta.



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